Drogodependencia: el fenómeno de las drogas es uno de los más complejos y problemáticos de la sociedad actual. Cada vez son más las personas inmersas en esta compleja situación que debería de prevenirse. En su intervención el educador debe de intentar recuperar las capacidades que la persona con la droga ha perdido, así como su autonomía e integración en la sociedad. Aquí también nuestra labor debería de ser de acompañamiento a estas personas, en su etapa de desintoxicación y de inclusión social, ya que es un colectivo que se encuentra excluido. Analizar el que hizo que esas personas entraran en este mundo de las drogas, su entorno, e intentar cambiar aquello que les llevó a hacerlo.
Discapacidad y salud mental:
El papel del educador/a social en este ámbito es de especial
importancia ya que ayudaría a eliminar las prácticas asistencialistas,
excluyentes y segregadoras que, aunque de manera sutil, cada vez son más
frecuentes en este campo.
Aquí el papel del educador/a social estaría centrado en el acompañamiento de la persona con discapacidad en el proceso de
socialización para ayudarle a la inclusión social. La intervención se
plantea con la participación de la persona con discapacidad teniendo
siempre en cuenta su identidad, sus necesidades y demandas, pero también
teniendo en cuenta las características del entorno de esta persona. Un
aspecto importante es la sensibilización y el acompañamiento a la
familia de la persona con discapacidad para facilitar ese proceso de
socialización y para que acepte “independizarse” en la socialización y
la inclusión.
En este ámbito el educador/a cuenta con un amplio cambio para llevar a
cabo su labor, así como centros de terapia ocupacional, centros de día,
centros de educación especial, etc.
Infancia, adolescencia y juventud: Estos colectivos
consideramos que son los más vulnerables y sensibles, a los cuales se
debe de prestar mayor atención ya que los cambios en sus vidas podrían
afectar a su persona. En el caso de la infancia, intentar formar un buen
ambiente entre los niños y sus familias, ya que es el mejor entorno
donde pueden estar; pero en caso de problemas sería necesario que
intervinieran instituciones, como por ejemplo, casas de acogida. Y en el
caso de la adolescencia y la juventud, llevar a cabo muchos programas
de prevención ya que son un colectivo que el entorno puede influir mucho
en su autonomía. Como por ejemplo, problemas en casa o en su entorno
podrían llevarlo al consumo precoz de drogas. De manera, que tienen que
ser colectivos que deben de estar en el punto de mira ya que van a ser
el futuro.
Breve reflexión: Este
trabajo nos ha resultado de gran ayuda, nos ha permitido conocer un
programa inexistente para nosotras y nos ha acercado a ámbitos de
intervención en los que posiblemente trabajaremos en un futuro. En
nuestro mapa hemos querido resaltar tres ámbitos que nos despiertan
especial interés y de los que hemos querido conocer más a fondo. Sabemos
que es de enorme ayuda conocer a estos colectivos, sus características,
necesidades y demandas para que en el futuro sepamos como intervenir.
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